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Águila cordillerana La encontré en el jardín, parecía desesperada. Arrastraba su ala derecha por el piso y aleteaba con la otra, pero sólo conseguía dar saltitos. El muro circundante era demasiado alto, no podría franquearlo sin volar. Tardamos en superar la desconfianza mutua. Yo me calcé un enorme guante acolchado para acercarle alimento. Al cuarto día aceptó subirse a mi antebrazo. El apretón de sus garras me hizo feliz. Estaba sanando, comenzaba a elevarse más. Su cielo la esperaba. Pero no hubo forma. El que la había cazado vino a reclamarla: mi papá no me dejó mentirle.
Autor: Claire (fuera de concurso)Etiquetas: Claire
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