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¿Cuanto he escuchado hablar de los Dioses, y de su predilecto banquete?¿ Cuanto recordé tu rostro en las noches, pudriéndose este en mi memoria? En noches de insomnio, viéndome por fin destruir estas cadenas, que me obligan a agachar la cabeza, esta prisión que es tu cuerpo, tu recuerdo. El saber que aun vives. Planee todo, te derribe y caíste; agachaste la cabeza, tus brazos no se movieron para defenderse. Y ahora, que al fin te tengo, indefenso, temo y te dejo ir. Mi cobardía resuena en este cuchillo que cae, refleja la sorpresa de tu rostro.
Autor: io Diondel (fuera de concurso)Etiquetas: io Diondel
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